jueves, 21 de diciembre de 2006

Juego

Ottoline era carnal y auténtica. Era la risa. Era la vida. Tuve miedo.
Recuerdo su abrazo. Recuerdo la música. Yo era Percival, pero yo no era ni valiente ni sólida.
Ottoline vive. Percival es una metáfora de la juventud perdida.

2 comentarios:

NáN dijo...

Ahora tienes tú para ti tu pequeñito bloombury, por si quieres cambiar de lugar.

Pero si crees que has perdido la risa el abrazo la música... te tocó aprender a ser tú la valiente, la sólida. De lo que te queda para reconstruir, la palabra, sabes mucho, y los que te acompañamos tan cerca en la distancia, tambien.

Nos queda la palabra, como a Blas de Otero.

EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.



Porque todos hemos tirado tantas cosas, como un anillo al agua.

westerlia dijo...

Siempre tan lleno de referencias, siempre tan oportuno, siempre tan generoso.