martes, 6 de febrero de 2007

Freud y Montejo

“Empiezo a creer que todo acto sexual es un proceso en el que participan cuatro personas.”
Freud
.
Cuántas veces, a tientas, en la noche,
sueñan dos cuerpos fundirse en uno solo
sin saber que al final son tres o cuatro.
Ocurre siempre antes del desnudo de la carne
y su ávido misterio:
de pronto un ojo extraño se abre en las almohadas,
cruzan labios volando por la niebla,
surgen intempestivas voces
de olvidados amantes.
Los espejos protegen a esos duendes
interpuestos en los jadeos
y los susurros.
Nada delata en las alcobas
sus crueles usurpaciones sentimentales.
Solamente la luna
sabe qué manos verdaderas se acarician,
qué rostros ríen detrás de las máscaras
y quiénes envueltos en la sombra
con pasos furtivos se reencuentran.
Solamente la luna que es redonda,
lenitiva y amarga.
Montejo

3 comentarios:

NáN dijo...

Ay, Wes, qué interesante y atractivo.

Nos presentas a un poeta que yo no conocía y parece turbador.

Lo combinas con Freud.

Crea el poeta con ese poema una expectativa que inquieta.

Lo que sucede es que mi número es el tres: nunca lo he tenido en verdadero amor, pero ahí está para quien, con ganas todavía, lo quiera.

Para la vida, los treses son perfectos: alianzas siempre cambiantes.

Pero explícame, ¿quiénes son los cuatro?

Y dame algo más de Montejo. Elígelo tú para nosotros.

(en los grupos de tres no habría dolor que durara, no habría propiedades que no se extendieran en el espacio, deshaciéndose en lo que duelen).

Rober dijo...

Hola, westelia:

poliédrica visión sexual
que esconde

(bajo lo que parece
una soledad medida)

un estado de satisfacción
en lo recuerdos
(¿qué haría yo sin ellos?)

no solamente la luna supo.

Yo estaba también.

Y tres personas más
que pasaban por allí.

westerlia dijo...

Nán, te dejo y os dejo "Manoa", mi poema preferido de Montejo.
No tengo número preferido, tal vez el dos, no sé.

Robel, tendremos que decirle a Montejo que tú también lo sabes,
más los tres que pasaban por allí, así que volvemos al cuatro y si contamos la luna, cinco, más los del poema son...
¡Ay, qué lío!
:)

Saludos a los dos.